martes, 8 de noviembre de 2011

DEPRESION

M.P.R. es una  mujer de 32 años. Señala que sin que exista ningún contratiempo empezó a sentirse mal. Que desde hace un mes se encuentra cansada y con falta de energía, además duerme mal; aunque concilia el sueño enseguida, se despierta varias veces durante la noche y tiene la sensación de no descansar lo más mínimo. Al cansancio y fatiga, se le añaden dolores musculares en piernas y espalda y frecuentes dolores de cabeza. Ha perdido el apetito y ha reducido su peso.

Refiere sentirse triste y llora con facilidad, además cada día se siente más nerviosa y tensa, con importantes dificultades para concentrarse y realizar tareas que antes le resultaban sencillas. Su médico de cabecera le indica que los resultados del examen médico son normales y que probablemente se trata de un problema emocional. Ella es reacia a aceptar el diagnóstico y rehúsa la ayuda proporcionada. Sin embargo, la situación progresa en las semanas siguientes y se hace cada vez más grave. Finalmente acepta iniciar tratamiento médico especializado.

Este es un caso muy común en la consulta médica psiquiátrica. La depresión es una enfermedad que afecta a millones de personas y puede ser controlada con ayuda profesional.

En general siempre se debe tratar una depresión. En ocasiones, especialmente en las depresiones de intensidad ligera o moderada, la sintomatología depresiva tenderá a desaparecer con el tiempo sin tratamiento, pero se prolongará durante mucho más tiempo y se sufrirá innecesariamente.

Antes de plantearse el tratamiento hay que confirmar que se trata de una depresión y no de otra cosa. La presencia de síntomas que pueden asemejar a la depresión, como tristeza, cansancio, ganas de llorar, nerviosismo, dificultad para dormir, etc. son habituales en situaciones de dificultad personal grave o mantenida, o en situaciones de pérdida o duelo. También hay que tener en cuenta si los síntomas depresivos son secundarios a la presencia de otro trastorno orgánico, como enfermedades hormonales, neurológicas, cardiovasculares, neoplasias, déficits vitamínicos, etc., o se deben a la toma de determinados medicamentos que pueden producir síntomas depresivos (antihipertensivos, antiparkinsonianos, hormonas, antineoplásicos, etc.). En estos casos el control y recuperación de la causa puede eliminar la sintomatología depresiva.

Es necesario consultar a un especialista ante cualquier sospecha de enfermedad.

Con el tratamiento farmacológico (Antidepresivos), se ha producido una mejora significativa en la perspectiva de los pacientes con depresión. Se considera una eficacia en el 60% a 80 % de los pacientes, siendo la respuesta variable en función de la gravedad de la depresión y de la presencia de otros factores que pueden “entorpecer” la acción del fármaco como pueden ser acontecimientos vitales estresantes mantenidos, características de personalidad alteradas de base o mal cumplimiento del tratamiento.

En este tipo de casos o en cualquier otro, es importante escuchar al especialista y no optar por la automedicación u opciones alternas que podrían empeorar la situación.

Dra. María Alcira Schlüsselberg V.
Médico Psiquiatra Máster en Salud Mental
Clínica de Reposo Monte Sinaí

No hay comentarios:

Publicar un comentario