viernes, 3 de febrero de 2012
30 años
-¿Qué vas a ser cuando seas grande?-, fue la pregunta que esta madre, como cualquier otra, le hace al pequeño que está garabateando algunos trazos en su cuaderno de dibujo; -Un Escritor mamá, voy a contar historias muy grandes- La cara de ternura de la mujer, es sencillamente indescriptible. Entonces, se vuelve a la preciosa princesa, su hija, de poco más de dos años y le pregunta también; -¿Y vos mi amor, qué vas a ser cuando seas grande?-, ella deja muy naturalmente la muñeca que la tiene tan entretenida y responde como preguntándose si habrá trampa en una pregunta tan simple; - Mujer- dice y sigue jugando. Su respuesta fue una revelación para mí… “Mujer”, pensé, ojalá fuera tan sencillo.
Llegué a los 30 hace algún tiempo, en la trágica carrera de la mayoría de las mujeres de mi generación, la carrera de la demostración. Debía, eso creía yo, probar a todos y cada uno de mis espectadores que puedo lograr lo que no creen que logre, aunque mi salud sea el precio, que no estoy limitada a aquello
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